sábado, 17 de noviembre de 2007

... y pasaron los días. Unas pocas palabras desesperadas rompieron el silencio donde ambos estaban inmersos. Él bruscamente la cogió de la muñeca, mostrándo en sus ojos, la frustración de una pasión inconclusa. Ella que nisiquiera sentía la presión de la mano en su piel, apenas pudo sostenerle la mirada. Tenía la sensación de que ya todo había terminado.

No hay comentarios: